Importancia del entrenamiento cerebral precoz

 

A medida que cumplimos años, nuestro rendimiento cerebral sufre un declive natural en sus funciones. Aparecen más fallos atencionales, mayores dificultades en el recuerdo de información y  mayor enlentecimiento cognitivo general. La pregunta que nos hacemos frecuentemente cuando estos fallos aparecen es  ¿cuándo estos problemas deben comenzar a preocuparnos? Principalmente cuando comienzan a afectarnos de una manera importante en nuestra vida cotidiana, es decir, en función de su intensidad y frecuencia en nuestro día a día respecto a nuestro rendimiento previo.

 

Cada vez estamos más sensibilizados con los problemas de memoria pero en el ámbito científico y profesional existe una gran controversia acerca del diagnóstico precoz. Por un lado, se enfatiza la importancia de detectar cuanto antes los problemas de memoria patológicos y diferenciarlos de los asociados a un envejecimiento normal para  poder detectar en fases pre-mórbidas  enfermedades degenerativas tan limitantes como el Alzheimer. Numerosos artículos y líneas de investigación van encaminados a conseguir esta detección en síntomas previos.  Pero por otro, la realidad con la que nos encontramos a diario en nuestro trabajo es la gran incertidumbre de los profesionales en el diagnóstico en fase inicial.

 

Realmente es difícil determinar cuando estos problemas de memoria pueden evolucionar en un deterioro más generalizado. Hasta ahora los tratamientos van encaminados a retrasar su evolución y alargar las primeras fases de la enfermedad, lo que mejoraría de manera notable la calidad de vida del enfermo y de su familia. Por tanto, debemos coincidir todos en que la intervención precoz es esencial: cuanto antes se detecten los primeros déficits, mucho más efectivo es el retardo de la progresión a través de una adecuada intervención.

 

Entonces, ¿por qué no se lleva a cabo un correcto diagnóstico cuando acude a su médico una persona con preocupaciones relativas a su rendimiento cognitivo? En numerosas ocasiones se derivan a psiquiatría problemas que no están provocados por un trastorno emocional, sino que el trastorno afectivo surge como consecuencia de las dificultades que encuentra el paciente en su vida cotidiana. También es frecuente esperar para ver la evolución. “Venga usted dentro de seis meses…” pero el paciente vuelve a llevarse su preocupación durante ese tiempo sin que sepa que hacer al respecto mientras tanto. Y llegados a este punto debemos recordar que actualmente en muchas ocasiones la enfermedad de Alzheimer se diagnóstica en fases moderadas de la enfermedad y, sobre todo, sin que se haya informado sobre recursos y posibilidades de  intervención existentes encaminadas a reforzar su cerebro y retardar la evolución durante las fases previas de fallos de memoria y de deterioro cognitivo leve por las que el paciente ha pasado antes.

 

 

Servicio de Prevención del Deterioro Cognitivo. Estimulación Cognitiva Online 

Afortunadamente cada vez más neurólogos recomiendan mantener el cerebro activo y llevar a cabo actividades de estimulación. Este tipo de intervención no farmacológica basada en la plasticidad cerebral permite mantener el cerebro fuerte, mejora la atención y ayuda a retrasar el posible deterioro.

 

Pero debemos tener en cuenta que mantener una mente activa a lo largo de la vida permite reforzar los “cimientos” o reserva cognitiva disponible que actuará como factor protector ante un posible deterioro posterior. Si se hace actividad mental de manera preventiva y constante, por tanto, sus efectos serán más notables. ¿Y cómo podemos hacer esto? Aquí damos algunas pautas generales para mantener nuestra mente activa.

 

  • Llevar una actividad cognitiva rica y regular. Proponer retos a la mente, e incluso aprender cosas nuevas sea cual sea la edad, supone enviar nuevas órdenes a nuestro cerebro sano que generará nuevas conexiones fortaleciendo su reserva.
  • Mantener nuestros contactos sociales, relacionarnos con amigos, vecinos, compañeros. Las personas somos seres sociales por naturaleza y necesitamos estar con otras personas para mantenernos sanos emocional y cognitivamente.
  • El estado de ánimo juega un papel primordial en el rendimiento del cerebro. Si nuestro estado de ánimo no es bueno, puede afectarse el rendimiento de nuestra atención, nuestro razonamiento y nuestra memoria. Llevar a cabo actividades potencialmente gratificantes para nosotros, evitar la inactividad y tener pensamientos positivos acerca de la vida, los demás y nosotros mismos nos ayudará a ser más felices.
  • Hacer ejercicio físico regular y llevar una vida saludable. Una mente sana debe acompañarse de un cuerpo sano. Debemos cuidar ambos para que rindan de manera óptima.

 

Y sobre todo, si nota que su cerebro, o el de alguien de su entorno cercano, no funciona como antes, si le resulta difícil llevar a cabo actividades que antes podía hacer con normalidad, si los problemas de memoria están afectando a su vida cotidiana y le provocan preocupación, existen profesionales que pueden valorar si esas dificultades son normales o no y le aconsejarán sobre qué puede hacer al respecto.

Raquel Gutiérrez Gilarranz. Psicóloga Especialista en Neuropsicología. Unidad de Memoria Entrenamiento Cerebral

Cuaderno Interactivo de Estimulación Cognitiva

 

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